Centro GF

Es frecuente que los padres no sepan cómo dar órdenes a los niños y que sean efectivas para ellos. 

Una de las consultas más recurrentes en el Centro GF tiene que ver con la petición de ayuda de los padres que buscan consejos y trucos para que sus hijos sean obedientes y se porten bien.

Para que el comportamiento de los niños sea adecuado, es importante tener una serie de pautas claras para que esas órdenes funcionen.

Desde el Centro GF damos a los padres una serie de consejos para que las órdenes y pautas que se den a los niños en casa sean efectivas.

Tipos de normas

Hay que diferenciar dos tipos de normas:

  • Normas relacionadas con los hábitos y rutinas (la hora de levantarse, de comer, de ver la televisión…). Se estructuran con la repetición diaria. Cuando el niño sabe lo que tiene que hacer, le cuesta menos realizarlo.
  • Normas relacionadas con la convivencia y límites (no se pega, las cosas se piden por favor…). Su transmisión se realiza a través del lenguaje, pero no es necesario esperar a que los niños hablen para que las vayan escuchando.

Características de las normas

Para que las normas sean realmente útiles y efectivas, deben tener una serie de características:

  1. Claras y sencillas. Si el niño es pequeño no dar demasiadas instrucciones porque puede que no las entienda. Cuando son mayores, si alargamos demasiado las normas estaremos sermoneándoles constantemente.
  2. Coherentes.Las normas no pueden aplicarse de forma arbitraria, es decir se debe de reflexionar sobre ellas, evitando la improvisación.
  3. Descritas con sus consecuencias.Las consecuencias deben definirse de forma clara y concisa para todos.
  4. Firmes. Es importante usar un tono firme para transmitirle al niño la norma. El tono de voz que utilicemos influye, y no por hablar muy alto o de forma agresiva se conseguirá más efecto.
  5. Para todos.Las normas deben ser cumplidas por todos los miembros de la familia, y los padres son un ejemplo a seguir.
  6. Necesarias y suficientes.Se tienen que seleccionar aquellas normas que consideremos como especialmente importantes para la casa, porque un número elevado de normas no garantiza un mejor funcionamiento del hogar.
  7. Adaptadas al grado de maduración de los niños.Hay que tener en cuenta el ritmo de desarrollo del niño a la hora de exigirle cosas. Si le pedimos de más puede aumentar su inseguridad, y si por el contrario se solicita de menos se favorece la sobreprotección.

 

Técnicas básicas de disciplina

Para Garber, S la disciplina significa “formar o enseñar», y combina tanto técnicas positivas como negativas”.

Los padres suelen centrar su atención en lo que los niños realizan mal y no se dan cuenta de lo que hacen bien.

Los niños requieren la atención de los padres. Si observan que sus conductas inadecuadas hacen que sus padres lo atiendan, usarán los medios negativos para conseguir dicho fin.

™Los elogios

El propósito de elogiar es que aumente la conducta deseable, por lo que hay que poner énfasis en qué conducta concreta se persigue.

Si elogiamos de forma concreta, el niño comprenderá mejor qué es lo que hace bien y tendremos más probabilidad que lo repita.

Elogiar el comportamiento y no la personalidad.

Los elogios deben realizarse sobre el comportamiento del niño y no sobre su personalidad. No se debe decir “¡Eres un niño bueno!” porque el objetivo sería ser bueno siempre y es una meta imposible. Por el contrario, se debe decir “Me gusta cómo has recogido los juguetes”.

El elogio que se dirige a su personalidad no favorece que el niño tenga un concepto positivo de sí mismo. Por el contrario, si nos centramos en las conductas correctas sí, puesto que la imagen de si mismo se hace con los logros que consigue el niño.

Elogiar los pequeños pasos.

Se debe comenzar a elogiar cada pequeño paso dado por el niño hacia la conducta deseada.

Una vez que el comportamiento esté bien adquirido, se necesitarán menos elogios para mantenerlo, por lo que elogiaremos al niño de vez en cuando, pero no continuamente, y nunca suprimiremos los elogios de forma radical.

Elogiar de forma adecuada e inmediata.

Para los niños más pequeños los elogios pueden ser abrazos, besos y otras señales físicas de afecto junto a las palabras correspondientes. En cambio, a los niños más mayores les gusta que los elogien de forma más discreta, por lo que es mejor usar signos secretos especiales.

Se debe tener en cuenta que si utilizamos las mismas frases una y otra vez perderán su efecto, por tanto hay que ser creativos.

Los elogios deben realizarse de forma inmediata. No debe pasar mucho tiempo entre el comportamiento adecuado y el elogio, sobre todo con niños pequeños, porque no son capaces de apreciar el reconocimiento posterior.

 

Ignorar las conductas inadecuadas

Si se ignora el comportamiento inadecuado cada vez que se produzca, el niño dejará de actuar de ese modo, porque no obtiene los resultados que esperaba.

No se pueden ignorar conductas peligrosas (meter los dedos en un enchufe, correr por la calle…) o intolerables (pegar, morder…).

 

El castigo

El castigo por si solo no produce los efectos deseados, porque es totalmente negativo, es decir, enseña al niño lo que no debe hacer en lugar de lo que se debe hacer. Por tanto, el uso del castigo de forma aislada, no enseña al niño a reemplazar la conducta inadecuada por otra más aceptable.

Por todo ello, el castigo debe aplicarse junto a los refuerzos positivos de las conductas adecuadas.

Los castigos ocasionales son buenos, pero si se usa un castigo muy a menudo pierde su eficacia.

Puntos básicos a tener en cuenta en la aplicación del castigo

  1. Elige un castigo que reduzca la conducta no deseada.

Para que el castigo sea eficaz tiene que hacer que disminuya la probabilidad de que una  conducta inapropiada se repita. Si no es así, hay que probar con otra técnica.

  1. Usa el castigo de forma moderada.

Si se usa el castigo a menudo, el niño se habitúa y pierde efectividad, por lo que no tendrá los efectos deseados cuando se necesite.

  1. Utiliza el castigo combinándolo con técnicas positivas.

El castigo debe combinarse con la disciplina positiva. Este tiene que ir acompañado de la  definición,  la enseñanza y la recompensa de aquellas conductas adecuadas que se quieran establecer.

  1. No lo retrases

Se debe castigar al niño tan pronto como sea posible después de la conducta inadecuada. Si se retrasa, el castigo pierde eficacia y puede que el niño presente dificultades para relacionarlo con la conducta indeseable que lo causó.

  1. Explica siempre las consecuencias.

El niño tiene que conocer cuáles son las conductas que le desagradan a los padres y lo que le va a suceder si continúa realizándolas. Por tanto hay que explicarle cuáles son las reglas y las consecuencias que seguirán si no cumple con dichas reglas.

  1. Mantente firme.

El castigo debe de ser repentino y predecible. Debe darse siempre y en todas las ocasiones que ocurra la conducta inadecuada.

  1. No amenaces en vano.

Se debe decir al niño lo que se va a hacer y realizar lo que se ha dicho siempre. No hay que amenazar y luego no llevar a cabo el castigo, ni tampoco dar oportunidades antes de castigar al niño.

La falta de consistencia y las amenazas hacen que la conducta inadecuada sea más resistente al cambio.

  1. Da una oportunidad para la buena conducta

El castigo enseña al niño lo que es correcto, pero hay que darle la oportunidad para que nos demuestre que lo ha aprendido. Por este motivo, no se recomienda el castigo prolongado, porque no permite al niño demostrar dicho aprendizaje.

Citas y consultas Centro GF: ? 91 616 31 62

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